Agatha Christie: mujer, escritora y aficionada a la arqueología



Cuando pienso en Agatha Christie siento un dulce olor a verano. Recuerdo aquellas tórridas tardes de julio en las que me gustaba disfrutar de las novelas de esta gran dama del crimen. Dejarme llevar por las fantásticas historias de la Sra. Christie suponían para mi una auténtica liberación que coincidía con el final del curso académico. Cuando leía sus novelas no tenía que esforzarme, tan solo dejarme llevar por la lectura. Así descubrí lugares fantásticos repletos de ricos personajes a los que convertía en compañeros de viaje.

Quizá Muerte en el Nilo y Asesinato en el Orient Express sean dos de mis favoritas, aunque creo que las leí todas, y alguna de ellas más de una vez. Y sí, todavía conservo alguna de sus novelas perdida entre mis estanterías repletas de libros de Historia, testigo de esos veranos en los que la lectura se hacía sobre el papel y para mi era el sinónimo de relax y desconexión.

Sin duda, Agatha Christie fue una mujer especial para mi, y no solo por ser escritora sino también por su interés por la arqueología, a la que llegó sin quererlo, simplemente porque su segundo marido era arqueólogo. Con él estuvo en diferentes excavaciones lo que fomentó en ella el interés por la egiptología y los restos materiales de otras culturas de la antigüedad. De hecho, durante las campañas de su marido, ella también participaba en la excavación restaurando cerámica, catalogando el material o revelando las fografías.  Incluso llegó a escribir un pequeño libro sobre arqueología.

Entre las curiosidades sobre la escritora, una cosa que me llamó poderosamente la atención en que no solo le gustaba escribir novelas de misterio, sino que también escribía novelas románticas, eso sí, bajo un pseudónimo. Y otra cosa que le encantaba eran los coches. Posiblemente fue de las primeras mujeres en conducir y se compró su propio coche con los primeros ingresos que obtuvo con la venta de sus novelas.

Además, ahora que me he puesto a escribir sobre ella, me he dado cuenta de la gran labor que hizo abriendo el camino a muchísimas jóvenes escritoras. No podemos olvidar que el mundo en el que vivió la Sra. Christie era un mundo de hombres y aunque su situación familiar nunca fue complicada, me atrevo a pensar que no lo tuvo fácil.


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